ABEZ: la belleza que ya está aquí

ABEZ es un estudio de arquitectura e interiorismo establecido en Orihuela (Alicante) en 2020 por Diego Abellán (1990) e Inma Jiménez (1996), fruto de un proceso de reflexión personal que los llevó a regresar a su lugar de origen. Su trabajo se caracteriza por una aproximación cuidadosa y auténtica a la arquitectura del Mediterráneo, explorando formas de actualizar las tradiciones constructivas locales desde un enfoque actual.

Les hago una visita un día caluroso de junio, creo que ya son los más en La Vega Baja. Todavía es primavera y los coches se llenan de polen. Compramos pan, volvemos al estudio y jugamos con él. Hacemos fotos y charlamos como viejos amigos. Es un buen día.

 

Nuestra jornada empieza en Bigastro, un pueblo de unos 7000 habitantes que limita con Orihuela. Inma y Diego han ido bastante últimamente porque allí tienen algunas obras terminadas o en proceso. Les he pedido que me lleven a los sitios que más les gustan en su día a día y no hay dudas: comprar el almuerzo en la panadería de José.

En el coche me cuentan de su afán por defender la identidad de la arquitectura de la zona. Como me dice Diego, quieren luchar para que no se pierda “la belleza que ya está aquí”.

A su manera, José también lucha para preservar la belleza de un oficio antiguo. Humilde y jovial, nos recibe con los brazos abiertos en su panadería y nos enseña cómo carga el horno de leña mientras el resto de manos no paran. Hay bandejas listas para hornear allí donde miro. Están preparando dulces, pizzas, empanadillas de pisto —el relleno es casero y generoso. Les hago un retrato, hay risas, nervios por salir guapos.

De vuelta a Orihuela me fijo en la bolsa transparente en la que cargamos todos los panes y bollos y veo uno pequeñito que va suelto. Diego me cuenta que José siempre mete un panecillo de leche en cada bolsa, que es un pequeño detalle que ha convertido en su firma personal.

El estudio de ABEZ es amplio y luminoso. Entrar es como pasar a otra dimesión y me siento como en una pecera. Hacemos algunos retratos y les propongo que juguemos un poco. Montamos un bodegón muy geométrico que me recuerda a las fotos de catálogos de materiales cerámicos, solo que parte del atrezzo son nuestro almuerzo y ese panecillo.

Nos reímos mucho. Nos acomodamos en la sala de reuniones y empiezo a entrevistarles.

 

PAULA: Si tuvierais que esbozar la personalidad de ABEZ  en una línea o un gesto, ¿cómo sería?

INMA: Si tuviera que hacer trazo, quizá haría un círculo porque el estudio nació como una vuelta a casa, una vuelta al origen, como un volver a empezar. Y también por ser una forma muy orgánica, como los procesos que solemos llevar al desarrollar nuestros proyectos, sin forzar nada y fluyendo mucho.

DIEGO: También es una forma perfecta, elegante, sencilla y sugerente. Es un elemento que siempre, en general, intentamos que aparezca de una manera más o menos intencionada en ciertas partes de los proyectos.

PAULA: En la fase inicial del diseño, ¿quién de los dos es más técnico y quién más creativo? ¿Cómo son vuestros roles?

DIEGO: ¡Buena pregunta!

INMA: Creo que en la fase de diseño se nota de qué escuela venimos cada uno. Él suele arriesgar más y creo que yo soy la que pone orden y depura. La escuela de Alicante es mucho más artística, potencia mucho más la creatividad. Diego puede ser un poco más loco a la hora de proponer ciertas cosas o de aportar referencias no tan puras o no tan clásicas.

PAULA: Os complementáis bien entonces.

INMA: Sí porque, cuando él sueña mucho, yo lo bajo a tierra. O cuando yo a lo mejor estoy muy frustrada para intentar buscar que todas las piezas encajen a la perfección y funcionen, él me ayuda a soltarme y decir bueno, arriesga un poco, deja que las cosas sucedan.

 

PAULA:¿Cuál es el ritual o hábito más arraigado al que recurrís en vuestro día a día para alimentar vuestra creatividad?

DIEGO: Lo que más nos hace mantener la creatividad es salir de nuestra propia rutina.

INMA: No es un ritual como tal, de hecho son cosas más esporádicas que de repente surgen, como conocer a otra persona, conectar y tener una buena conversación.

DIEGO: Las conferencias también son bastante inspiradoras, porque ves a otros compañeros cuyo trabajo admiras, cómo afrontan sus proyectos y cómo lo cuentan con ilusión. Es una cosa que nos ayuda también bastante.

INMA: Sí. Todo lo que sea salir de aquí y conocer a gente de otros ámbitos creativos, como con amigos fotógrafos o con nuestro amigo Rubén Álvarez de ESNEU, que hace unos helados riquísimos y tiene una sensibilidad brutal. Con todos notamos que ese punto de creatividad está ahí, cada uno en su ámbito, y podemos empatizar.

PAULA: La rutina es que no haya rutina. Para mí también.

DIEGO: Correcto.

PAULA: Y si ABEZ tuviera que vivir dentro de un bloque de material —piedra, madera, hormigón, barro—, ¿cuál sería y por qué?

INMA: Pues últimamente estoy enamorada del hormigón. Siempre nos ha gustado toda la arquitectura brutalista y siempre hemos soñado con que nuestra casa sea full hormigón. Intentamos que aparezca siempre en nuestros proyectos, aunque no tan extremo, porque al final el hormigón es un material que hay que moldearlo y el resultado puede ser incierto. A veces es difícil que guste, pero en nuestro caso yo creo que incluso estaríamos encantados de que quedara feo.

PAULA: ¿Y qué cualidades asociáis al hormigón?

INMA: La gente siempre lo suele pensar como un material muy frío. Pero me parece un material muy bello porque es muy sincero, porque nunca puedes tener dos hormigones iguales, aunque los hayas hecho con la misma cantidad de áridos del mismo origen, o aunque lo haya aplicado la misma persona. El resultado nunca va a ser igual porque influyen la humedad, la temperatura y la presión ese día. Me parece muy bonito porque hasta que realmente no fragua ni se seca, nunca vas a saber cómo es tu hormigón y luego envejece de una manera muy bella. Es como una piel que de repente tiene una arruga o una mancha o una pequeña fisura. No considero que eso sea malo. Lo considero como algo bello.

PAULA: Me gusta esa idea de que el cemento sea un registro del día en que fraguó, me recuerda a la idea de la huella de Roland Barthes, cuando en La cámara lúcida decía que las fotografías son huellas físicas que la realidad deja en el soporte fotográfico. Visto así, el cemento casi parece artesanía, ¿no?

INMA: Claro. Es como con el barro, nunca te va a salir perfecto. Pero para mí lo bello es eso. Y también lo puedes manipular tú para que sea más blanco o más denso o con más grano.

DIEGO: O moldearlo. Y también esta cosa de que el hormigón tradicionalmente ha sido la estructura que se tapaba, lo que no se veía. También es bonito que tú sientas que lo que estás viendo es lo que a su vez te sustenta y te protege.

INMA: A nosotros en el estudio nos gusta que la arquitectura y el interiorismo sean uno. No lo entendemos diferenciado y muchas veces utilizamos el hormigón para que la propia estructura forme el espacio. O sea, no sé si me explico: que el propio esqueleto ya cree un espacio que no tengas por qué revestir, sino que por sí mismo funcione bien.

PAULA: ¿Cuál fue vuestra primera «piedra fundacional» como estudio? ¿Quizá un proyecto, un estado de ánimo compartido?

INMA: Pues en parte fue causado por el COVID. Fue algo muy inesperado para los dos el volver a casa. Teníamos pensado trabajar fuera. Y entonces ¿cómo volver? Con esa mirada de haber vivido fuera y de reinterpretar con otros ojos nuestro hogar. Creo que fue lo que nos empujó a decir ‘esto hay que valorarlo’ y vamos a intentar hacer todo lo que podamos para eso.

DIEGO: También es cierto que en ese momento no lo veíamos. Esa oportunidad de poder trabajar desde tu pueblo al principio era una obligación que vivimos con frustración. Pero en poco tiempo nos dimos cuenta que realmente teníamos mucha suerte: estar en nuestro territorio y poder hablar de diseño. Poder intentar valorar esas estéticas que nosotros antes vinculábamos con lo cutre: la balaustrada, el pavés, el gotelé, la teja, la celosía…

INMA: Empezamos a enamorarnos de todos esos elementos que en nuestro día a día tenemos tan asimilados. No habíamos percibido que tienen la identidad del lugar. Entonces empezamos a decirnos que teníamos que revalorizar este tipo de materiales: que realmente lo cutre no es el material en sí, sino la la manera de usarlo.

DIEGO: Intentamos hacer ese esfuerzo de entender qué materialidad podemos adaptar a cada proyecto y su entorno. Por ejemplo, aquí en nuestro estudio lo hicimos con el pavés. El pavés es un elemento que tradicionalmente se ha utilizado para dar luz a un espacio interior, pero nunca se utiliza como ventana o fachada. En nuestro caso quisimos llevarlo al extremo y utilizamos mil piezas de pavés para cubrir toda la envolvente del estudio y aprovechar la luz pero aislándonos acústicamente del exterior. Es un material que cuando tú pasas por fuera no lo aprecias, nunca te animarías a entrar, pero cuando lo haces te ves rodeado de un ambiente y una luz que dices “este material me encanta, me he enamorado del pavés”.

 
(...) en poco tiempo nos dimos cuenta que realmente teníamos mucha suerte: estar en nuestro territorio y poder hablar de diseño. Poder intentar valorar esas estéticas que nosotros antes vinculábamos con lo cutre: la balaustrada, el pavés, el gotelé, la teja, la celosía…
 

PAULA: ¿Con qué elementos jugáis para diseñar interiores que inviten a entrar y quedarse?

DIEGO: Es muy común que nos digan que siempre usamos el arco o la curva, pero depende del proyecto. Por ejemplo, ahora tenemos proyectos en los que la curva no interviene. Depende de las necesidades de cada uno. Sí es cierto que nos gusta muchas veces romper la esquina y eso significa utilizar una forma redondeada. Pero también nos gusta el concepto de antesala: diseñar un espacio in between, una sala que haga de antesala hacia otra y permita esa circulación en la casa sin tener la sensación de pasillo.

INMA: Creo que muchas veces no se le da importancia necesaria a los huecos. Creo que los huecos son súper importantes en una estancia porque son los que te van a dar una luz determinada, van a permitir una ventilación que también hace que tú te sientas con más confort… Un profesor mío decía que colocar una ventana es como colocar un cuadro. ¿Sabes? Tienes que pensarlo muy bien, porque es algo que vas a estar viendo siempre y te va a condicionar un espacio. Entonces, muchas veces el que tú estés a gusto en un sitio es porque de repente entra una luz muy bonita, estás sentado en el sofá y tienes un ventanal que encuadra la sierra de Orihuela y a lo largo del día es como un cuadro que va cambiando. Creo que es algo que influye mucho y que a veces no se le da la importancia suficiente.

PAULA: Y si ABEZ fuera una habitación, ¿cómo sería?

DIEGO: Nos gusta ser bastante atemporales. A veces nos han preguntado cuál es la tendencia y digo “yo que sé”. Nosotros intentamos hacer espacios bastante neutros y que perduren, que sean más los objetos o el mobiliario lo que les dé ese toque de color o de personalidad. Y luego ya es el propio cliente el que los habita y los hace más suyos.

INMA: Nuestra habitación sería también más serena, más minimalista. Prefiero tener una habitación con dos cosas muy sencillas pero que me aporten mucho. Puedo tener solo dos lamparitas, pero que sean muy especiales.

PAULA: Todos reconocemos vuestro estilo pero ¿hay algo que añadís siempre en todos los proyectos, aunque sea imperceptible?

DIEGO: Casi todos nuestros planos suelen incorporar formas geométricas puras que forman parte de la distribución.

PAULA: ¿Y ese gusto por las formas geométricas puras de dónde os viene?

INMA: Siempre se relaciona la geometría pura con algo super racional pero realmente me parece super orgánica. En la naturaleza todo está resuelto por geometría y hasta las cosas más simples —como una caracola, una hoja o el tronco de un árbol— al ampliarlas con un microscopio son geométricamente perfectas.

DIEGO: Las formas puras te hacen percibir que el espacio está ordenado.

INMA: Sí, cuando un espacio complejo lo conviertes en sencillo te da paz visual y creo que eso se transmite en las cosas que pasan adentro.

 
Siempre se relaciona la geometría pura con algo super racional pero realmente me parece super orgánica. En la naturaleza todo está resuelto por geometría y hasta las cosas más simples —como una caracola, una hoja o el tronco de un árbol— al ampliarlas con un microscopio son geométricamente perfectas
 

PAULA: ¿En qué momento sentís que un proyecto por fin «encaja»? ¿Es un detalle? ¿Una sensación?

DIEGO: Sobre todo va de sensaciones. Cuando estás en ese espacio en el que has estado trabajando tanto tiempo (a veces son dos años desde la fase de oficina hasta el final de la construcción) y ves materializada esa intención que tú tenías en el proyecto, esas sensaciones que tú querías transmitir. Y sobre todo cuando el cliente mismo te lo dice: estoy súper a gusto. Cuando esas sensaciones que tú ya intuías que podían suceder, suceden, creo que es el momento más guay.

INMA: Si tú has proyectado esa ventana en la cocina pensando que puede ser ese marco y finalmente llegas y la ves, te dices “bueno, lo hemos hecho”.

DIEGO: La arquitectura es muy de sensaciones. Puedes estar viendo fotos y que sean muy bonitas, pero no es lo mismo que estar físicamente en el espacio. Intentamos anticiparnos a las sensaciones, pero hasta que no estás allí no sabes qué va a ocurrir.

INMA: Otra cosa que nos ha pasado en casi todas las obras es que, cuando hacemos la sesión de fotos, salen imágenes muy bonitas. Pero cuando tú notas que la sensación de estar allí supera lo que transmite la foto, es que lo has hecho bien. Tú lo sabrás mejor que yo.

PAULA: Claro. De hecho para mí las fotos siempre son mentira: o bien embellecemos mucho la realidad o la realidad es tan bella que casi resulta imposible plasmarla. Los fotógrafos estamos creando imágenes todo el tiempo y una foto no es la realidad, es el resultado de cómo yo miro. Es una visión que yo tengo de un momento concreto en un espacio concreto. Para mí, nunca puede transmitir lo mismo que estar en un sitio físicamente.

INMA: Cuando los espacios que nosotros diseñamos transmiten eso, aún teniendo una sesión de fotos súper bonita, me alegro.

PAULA: Claro. De hecho, el objetivo debería ser que te digan “es mejor de lo que me lo imaginaba”.

DIEGO: Cuando la gente viene al estudio por primera vez nos lo dice mucho: “qué luz más bonita” o “me lo esperaba más pequeño”.

PAULA: Yo me he sentido así también. Mis fotos no van a transmitir lo bonito que es.

PAULA: ¿Creéis que, en general, construimos nuestras vidas para encajar mejor en los espacios de los que disponemos o que los espacios necesitan cambiar a la vez que lo hacemos nosotros?

DIEGO: Muchas veces la gente se obsesiona con el espacio perfecto y al final es lo que tú dices, uno va evolucionando en todos los sentidos. Nosotros intentamos hacer espacios que no sean muy condicionantes de una actividad concreta, porque seguro que fracasarían con el tiempo. Creemos que es la propia persona la que construye el hogar y cuanto más flexible mejor va a ser ese espacio, ¿sabes?. Yo creo que sí, que las formas de habitar una vivienda van cambiando, por la propia persona o por la sociedad. Nuestros padres tenían hijos y un estilo de vida distinto al nuestro. Y eso hace que la forma de habitar una casa cambie. Entonces con nuestros clientes sí que intentamos hacerles reflexionar sobre las formas que tienen de habitar el espacio ahora y cómo podrían habitarlo en un futuro.

INMA: H Arquitectes nos inspiran mucho y ellos precisamente defienden la idea de que crean espacios condicionados y no condicionantes: la casa está pensada para que tú siempre la sientas tuya, independientemente de lo que pueda suceder. Y yo creo que esa es la clave para que una vivienda pueda envejecer bien, porque ese espacio puede tener nuevos usos que han sido pensados para ti o por ti. En las casas de nuestros padres siempre se tendía a pensar en una tipología de familia, y en acondicionar cada sala para un uso. Luego, cuando esos usos han ido cambiando, la casa sigue ahí y no hay vuelta atrás para que suceda nada más. Entonces por eso muchas veces tú no sientes ese casa tuya.

PAULA: ¿Qué forma creéis que tendrá ABEZ en el futuro: más grande, más suave, más nítida?

DIEGO: Más grande sí que tenemos claro de que no. No queremos que el estudio pierda su esencia ni nuestro compromiso con los proyectos. Tenemos una mesa de trabajo con los sitios limitados y eso nos obliga que no seamos más personas, aunque haya más trabajo. Somos súper jóvenes y seguimos en una fase inicial del estudio, aún nos queda mucho por aprender y depurar.

PAULA: ¿Una forma más depurada, entonces?

INMA: Más que una forma, pienso el trazo de esta forma. Sigo pensando en un círculo por todo lo que hemos hablado. Pero es como cuando una línea tú la puedes dibujar con una punta más gastada, con una punta más afilada… ¿Sabes como? Pues sí, a lo mejor ahora mismo nuestra línea no está super pulida, todavía nos queda mucho por aprender. Creo que en un futuro me imagino ese mismo trazo pero mucho más pulido.

PAULA: ¿La esencia ya está? ¿Dirías que los cimientos ya están puestos?

INMA: Siempre da cierta inseguridad dar algo por sentado. Pero creo que la esencia, el germen sí que están. Solamente creo que hay que ir mejorando y perfeccionando, profesionalizando cosas.

DIEGO: Es difícil ver tu trabajo retrospectivamente y más con tan poco tiempo y estando tan metidos en el día a día. Nos resulta difícil verlo desde fuera para valorarlo o reflexionar sobre él. Pero sí que es cierto que, desde que empezamos esta idea de estudio, teníamos el objetivo de transmitir una coherencia en nuestros trabajos. Y parece que lo hemos cumplido porque así nos lo transmite la gente. Entonces, a partir de ahora, queremos añadir más capas de información a nuestros proyectos para que no se queden solo en lo estético.

PAULA: Ya está. Eso era todo lo que os tenía que preguntar.

INMA: Se me ha quedado corto.

PAULA: Si queréis volvemos a empezar (risas). Volviendo a esto último, creo que realmente se nota que tenéis una dirección en la que queréis ir y que, evidentemente, siempre todos podemos perfeccionar más y aprender más y ser más profesionales en lo que hacemos. Pero a mí me transmitís que estáis donde queréis estar.

INMA: Es muy bonito esto. Muchas gracias.

DIEGO: Sí, yo creo que eso es lo más bonito. Cualquier persona como freelance que quiere crear una marca sueña con el momento en que la reconozcan y digan “esto es muy ABEZ”, “esto es muy Paula”. Para nosotros es la leche, pero tenemos una cosa que no sé si es buena o mala, y es que somos muy exigentes con nosotros mismos. Hay veces que ni siquiera valoramos lo que estamos haciendo.

PAULA: Sí, hay que reconocerse los éxitos y celebrarlos más.

DIEGO: Sí, porque entras en una rueda de normalizar cosas que no son normales. Con el estudio empezamos hace un año aparecer en revistas y medios, nos dieron Premio al Joven Talento de la Revista Interiores. Ahora hemos ganado el Concurso Cerámico de Regeneración Urbana (CRU VIII). Entonces llegas a normalizar cosas y muchas veces tienes que pararte y decir “esto no es lo normal” y cuando algún día no estén, porque seguro que algún día no estarán o estarán de otra manera, dirás “yo era súper afortunado”.

***

Seguimos charlando sobre cómo deberíamos celebrar cada pequeño éxito y la importancia de disfrutar del camino:

DIEGO: Tenemos que decirnos a nosotros mismos a veces esas reflexiones y otras. Darnos esa tranquilidad de disfrutar lo que está sucediendo.

INMA: Sí porque subir una montaña no consiste solamente llegar a la cima, sino en todo el paseo que estás haciendo hasta llegar arriba. Porque una vez llegas a la cima, ya está. Has llegado. Estás ahí cinco minutos y te bajas. Si echo la mirada atrás, hace dos años estábamos ahí en la cochera. Todas las cosas que han pasado... Ese es el camino.

***

Durante el día hemos hablado de muchas cosas pero hay un tema que nos sobrevuela todo el tiempo: ¿cuál es nuestro panecillo de leche? ¿Cuál es ese pequeño detalle, nuestra firma, que incluimos intencionadamente en cada uno de nuestros proyectos?

Desde entonces lo he pensado, lo he hablado con otros amigos y compañeros. Y ninguno me ha sabido contestar.

Puede ser que todavía sigamos buscando nuestro panecillo de leche. Está bien. No hace falta tener todas las respuestas.

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